Los muertos no se ahogan es la primera novela de la saga Roberto Fuentes. La historia surgió de mi mente como un modo de recuperar los recuerdos de mi infancia y adolescencia en Villanueva de Pría y Nueva de Llanes.

Siempre digo que fue escrita en el momento preciso, cuando más seguro me sentía para afrontar un proyecto así. Hasta ese momento solo había escrito ciencia ficción, un género que me encanta y que me sirvió para aprender a manejar las tramas, los diálogos y jugar con el suspense, la intriga y, por supuesto, a dar el toque romántico que siempre me gusta incluir en mis historias.

A continuación, voy a contarte algunos detalles sobre la creación de la novela.

CÓMO NACIÓ LA IDEA

Mi primera novela policiaca nació del deseo de probar algo diferente a la ciencia ficción que había escrito hasta ese momento. Dicho de otro modo, quería poner los pies en la Tierra y escribir algo que transcurriese en la época actual.

Eso exigía una buena labor de investigación sobre las técnicas policiales actuales y de los distintos cuerpos de seguridad que existen en España. Me decidí por la UCO porque estaba de moda en ese momento, gracias a la resolución de varios crímenes, y porque la Guardia Civil era un cuerpo del que me resultaba más fácil documentarme.

No obstante, no quería escribir una novela policiaca al uso. Mi idea era darle un toque personal y hacerla diferente en algún sentido. Así nació la idea de los sueños y que el protagonista los usase para resolver los crímenes.

LA ELECCIÓN DEL ESCENARIO

Que la novela transcurriese en Nueva de Llanes (Asturias) no fue una decisión sencilla. Sabía que los lectores acostumbrados a leer historias policiacas que se desarrollan en lugares de los Estados Unidos podían ver poco creíble o de menor interés una historia que transcurre en un pueblo al norte de España. Además, dar una ambientación “estadounidense” a la novela podía hacerla más internacional.

No obstante, elegí ubicarla en Llanes por tres motivos:

1. Conozco los escenarios en persona, por lo que no tenía que imaginarme las distintas ubicaciones (aunque me tomé algunas libertades para agilizar la trama).

2. Aquí también hay asesinatos, sospechosos creíbles y tramas de interés. No solo en los Estados Unidos.

3. Quería dar a conocer la tierra en la que me críe y en la que pasé muchos veranos, un lugar hermoso como pocos y con rincones que merecen ser visitados.

El tiempo ha demostrado que fue una buena decisión, ya que es algo que muchos lectores agradecen.

EL TÍTULO

La elección del título debo decir que fue un quebradero de cabeza durante mucho tiempo. No conservo el listado, pero tenía al menos diez títulos distintos (Te esperaré bajo el mar, Los crímenes del mar…), ninguno de los cuales me terminaban de encajar.

Fue al alcanzar más o menos el último tercio de la novela cuando la trama me llevó sola al título definitivo. Era impactante, conciso y tenía mucho que ver con la trama, encajando a la perfección con la portada que había elegido.

LA PORTADA

En cuanto a la portada, quise tenerla lo antes posible, casi desde el inicio de la redacción de la novela, para que me ayudase a inspirarme en cada sesión de escritura. Tras buscar varias imágenes, encontré una que encajaba a la perfección con el personaje que aparece en la primera escena de la novela. Era bonita visualmente y solo necesitaba un par de retoques: hacer desaparecer la mano de su cara y meterle un filtro de color azul, lo que le dio una mayor calidez.