Resulta difícil recordar cuando nos empezaron a gustar ciertas cosas: el chocolate, el fútbol, el cine, la cerveza; pero hay algo que yo recuerdo perfectamente y es cuando empezó a gustarme la ciencia ficción. Fue cuando mi padre me regaló un libro titulado “La Edad de Oro de la ciencia ficción”, de Isaac Asimov. De aquella yo tendría unos 13 años. El libro es una recopilación de relatos escritos en la primera mitad del siglo XX y he de reconocer que me sumergieron en un mundo que me fascinó desde un primer momento. 

Desde entonces siempre me he imaginado decenas de historias (viajes en el tiempo, alienígenas, vampiros), algunas de las cuales me atreví a escribir, aunque he de reconocer que con pobres resultados, por mis carencias a la hora de plasmar en una hoja lo que bullía en mi mente.

Fue a los 23 años cuando, influenciado por un libro titulado “Tropas del espacio”, de Robert A. Heinlein, empecé a planificar un proyecto más ambicioso y complejo que los relatos cortos que había escrito hasta entonces: “Galaxia Patria”,  una novela que fui escribiendo poco a poco, un año tras otro, casi siempre durante las vacaciones. A veces lo dejaba olvidado en un cajón durante meses y escribía otras historias, para retomarlo de nuevo y corregir algunas cosas o escribir un par de capítulos más. Al final, al cabo de diez años, di mi obra por concluida. Sé que es una barbaridad. Diez años para terminar una novela de 170 folios no es para presumir de ello, pero conseguir hacerlo y, encima, que a las personas que la leyeran en los siguientes años les gustase, me dio una confianza que hasta entonces no tenía.
Cuando el pasado verano (julio de 2009) me vino a la cabeza una historia, esta vez inspirado por la película “Cuando los mundos chocan” (todo un clásico de la ciencia ficción), no dudé en comenzar una nueva novela, desde cero.
Un año me llevó concluir “Mundo sin futuro”, una novela que estoy decidido a publicar (de momento a costa de mi bolsillo) y que, si todo sale bien, será la antecesora de otras publicaciones.
Mi única ambición al hacerlo es compartir con más gente mis sueños y mis fantasías. Soy consciente de que nunca me haré rico publicando libros. El mercado editorial está tan saturado y es tan complejo que, de hecho, ni siquiera he intentado buscar a nadie que me lo publique. De momento prefiero costearme yo mismo unos cuantos ejemplares, para venderlos entre mis amigos y cubrir con ello los gastos. Me basta con eso.
Espero, por tanto, que estéis atentos a este blog, donde os iré informando de las novedades que se produzcan.