
El mayor reto de un escritor al sentarse delante de la pantalla del ordenador o de una hoja en blanco es ser capaz de plasmar en ella una historia que atrape al lector. Conseguirlo dependerá de la calidad del escritor, pero… ¿de dónde sacar la idea de la que nace esa historia?
En esta entrada compartiré con vosotros de dónde nacen las ideas que me llevan a escribir mis historias y qué cosas me inspiran. Espero que sirva para que me conozcáis un poco mejor y, quien sabe, quizás pueda ser de utilidad para alguien.
CREATIVIDAD MENTAL
En primer lugar quiero hablaros de un concepto al que yo denomino “creatividad mental” y que explico a continuación de manera sencilla.
Antes de plasmar por escrito mis ideas suelo diseñarlas en mi mente, es decir, me imagino como serían si yo las viviese en primera persona o como mero espectador, como si estuviese viendo una película. Imagino los diálogos, el argumento en general o simplemente determinadas escenas. Es un ejercicio que me gusta realizar antes de dormir, mientras viajo o cuando estoy escuchando música.

No siempre obtengo buenas ideas con ello o ideas con la suficiente fuerza como para escribir algo, pero en otras ocasiones han sido el germen de mis relatos y novelas.
Es el caso de “Mundo sin futuro” donde los primeros capítulos (desde que Randy se despierta en la lanzadera que regresa a la Tierra hasta la huida del motel) los fui diseñando en mi mente muchos meses antes de plantearme siquiera escribir la novela.
PERO, ¿QUIEN HA ESCRITO ESTO?
Es indudable que el escritor debe creer en la historia que está escribiendo y meterse en ella.
Normalmente me gusta ser un mero espectador dentro del desarrollo de la historia. Son los personajes los que me llevan a lo largo de la trama y yo me limito a ponerles en una serie de dificultades para observar cómo salen de ellas. Hasta tal punto estoy metido en la historia que hay ocasiones en las que, cuando releo lo que he escrito, me pregunto sorprendido: ¿pero quién ha escrito esto?
No es que no me reconozca, es simplemente que tengo la sensación de no haberlo escrito yo, como si hubiese sido un mero observador limitándome a escribir lo que hacían los personajes. Sonará extraño, pero a veces incluso siento como si alguien hubiese tomado el control de mis manos escribiendo por mí.

Me sucedió, por ejemplo, cuando escribiendo “Centauri, un nuevo futuro” releí por primera vez la escena del complot en la nave presidencial. Era como si los personajes hubiesen hablado por si mismos mientras yo lo copiaba todo.
No sé quién me guía en estos casos. No sé si es mi musa, el espíritu de un escritor que escribe a través de mí o mi propio subconsciente. Lo indudable es que muchas veces me sorprendo a mí mismo y creo que eso es bueno.
MÚSICA
Es para mí uno de los elementos básicos a la hora de escribir. Me ayuda a aislarme de lo que me rodea y a concentrarme en lo que estoy escribiendo. Incluso tengo una selección de temas de los que echar mano dependiendo de la escena que estoy escribiendo: romántica, acción, intriga, etc.
Pero no sólo me sirve para escribir. En ocasiones una melodía ha servido para inspirarme y crear una escena, o incluso para desarrollar una historia.
Es el caso de la escena de la playa del relato “Cuando el pasado regresa”, que nació mientras escuchaba el tema “Tubbs and Valerie” y a partir de la cual desarrollé la historia.

Algunos de los temas que suelo utilizar para inspirarme los tenéis en el apartado MÚSICA PARA ESCRIBIR del blog.
SUEÑOS
¿Quién no tiene maravillosos sueños dignos de escribir con ellos una historia y al rato de despertarnos ya no recordamos nada?
A mí me ocurre con cierta asiduidad, aunque en algunas ocasiones, no tantas como quisiera, consigo recordar una parte de ese sueño, al menos lo suficiente para poder utilizarlo.

Es lo que sucedió con la escena de “Centauri, un nuevo futuro” en la que uno de los personajes es tiroteado por la espalda (no aclaro más para quien no la haya leído). Esa escena la soñé y la viví en primera persona, y os aseguro que fue tal la angustia que sentí durante el sueño que decidí utilizarla en la novela.
ASOCIACIÓN DE IDEAS
Tener una buena idea no siempre significa poder construir una historia con ella.
Stephen King dice en su obra “Mientras escribo” que una historia surge tras la asociación de dos ideas, ideas que por separado no parecían tener fuerza y que, de pronto, encajan de tal modo que nos empujan a escribir una historia con ellas. En su caso dos ideas que a priori parecían dispares entre sí, los poderes mentales y la transformación de una niña a mujer con su primera menstruación, dieron lugar a la novela “Carrie”.

Puedo aseguraros que la reflexión del maestro King es muy cierta. Como os decía al principio de esta entrada, diseñé el principio de “Mundo sin futuro” en mi mente durante mucho tiempo, pero para que la historia funcionase me faltaba un contexto en el que situarla. Ese contexto apareció como un rayo de luz tras ver la película “Cuando los mundos chocan” y no fue otro que el inminente impacto de un asteroide contra la Tierra.
Con esas dos ideas, un asteroide a punto de impactar y un exsoldado protegiendo la vida de la bella hija de un senador de los Estados Unidos, comencé a escribir la novela.
SENTIMIENTOS
Hay ocasiones en la que, viendo una película, leyendo una noticia o simplemente escuchando una conversación, me pregunto: ¿cómo me sentiría si…?
Para mí escribir no es otra cosa que reflejar una serie de sentimientos: amar a alguien desde que eres niño, perder a la persona que quieres o vengar la muerte de alguien.

Nuestra vida no deja de ser una sucesión de sentimientos y es algo que intento plasmar en mis novelas y relatos. A veces incluyo sentimientos y vivencias personales y en otras me pongo en la piel del personaje y trato de transmitir lo que siento siendo él.
Como ejemplo puedo contaros que en “Cuerpo de Asalto” hay relatadas algunas experiencias de mi vida personal.
Creo que para un escritor es inevitable que en muchos de sus personajes haya una parte de él y de sus vivencias. Al menos en mi caso es así.
Para terminar esta entrada me gustaría decir que, aparte de las que expongo aquí, hay otras muchas cosas que me inspiran. A veces una sonrisa o una mirada son suficientes para poner en marcha mi imaginación.